Los
cuentos de hadas, por lo general, están cargados de mensajes transpersonales,
psicológicos y esotéricos, como es el caso de Alicia en el país de las maravillas, A través del espejo o muchos
otros. Hace poco explicaba Cecilia Gatto Trocchi, antropóloga de la Universidad
de Perusa, que Pinocho no era más que un texto masónico cargado de gran
esoterismo. Entendamos esoterismo no asociándolo con la brujería, la lectura
del tarot o runas. Este concepto es mucho más profundo, esoterismo literalmente
es ‘Lo oculto, lo que no se percibe’.
Para
esta antropóloga, las peripecias de la marioneta no serían más que perífrasis
de libros típicos del esoterismo. Así, vemos como el zapatero Gepetto, siempre
con su delantal (léase mandil), diseña el muñeco con un compás, la herramienta
masónica por excelencia (junto con el mallete y la escuadra).
Para Cecilia
Gatto existen muchas analogías entre Pinocho y El libro de los muertos o
La
serpiente verde, del también masón Goethe. Por lo tanto, Carlos
Collodi, creador literario de Pinocho, habría sido masón, como su editor,
Fernando Martini. Para algunos psicólogos contemporáneos, el relato está
cargado de un gran mensaje psicológico, al descubrir como Pinocho pasa de ser
una marioneta a ser un niño de carne y hueso que vence al gato y a la zorra
(los centros instintivo-motriz y emocional) El muñeco de madera del cuento de Pinocho
y su psicología están reflejados en un triple y antiguo tratado japonés
de Yag-yun sobre l espada y la filosofía Zen, que explica en una de sus citas:
“Conviértete
en un muñeco de madera: el muñeco no tiene ego, nada piensa; y deja que el
cuerpo y los miembros trabajen por sí mismos en concordancia con la disciplina
que ha experimentado. Éste es el camino
para la victoria”

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